El cáncer no es el centro de la vida: cómo vivir con él
Un diagnóstico de cáncer suele llegar acompañado de enormes dosis de ansiedad, de temor, de incertidumbre y de dudas. La enfermedad representa siempre una experiencia traumática, pero la actitud del paciente es fundamental en el trascurso, el tratamiento y la recuperación.
El cáncer altera de manera radical el día a día de quien lo sufre, es innegable. Es una enfermedad de larga duración, con tratamientos agresivos que alteran la calidad de vida y que en muchas ocasiones deja secuelas. Convivir con la enfermedad puede ser difícil, pero asumirlo de la mejor forma posible siempre juega a favor del paciente. ¿Cómo conseguirlo?
1. La mejor base: la información
El desconocimiento es, por lo general, uno de los factores que mayores dosis de estrés genera en los pacientes. Los avances médicos y científicos han conseguido que las tasas de supervivencia al cáncer no dejen de crecer y que las consecuencias en el organismo sean menos agresivas.
Obtener la mayor información posible ayuda a comprender no solo la enfermedad, sino a enfrentarse a ella desde la perspectiva adecuada. Conocer al “enemigo” ayuda a vencerlo y, en el caso del cáncer, es algo que no se debe perder de vista.
2. Mantener las rutinas
Llevar una vida normal, especialmente cuando se está siguiendo algún tratamiento, es complicado. Pero intentar que se vea alterada lo menos posible es importante. El cáncer no va a impedir disfrutar de muchas de las aficiones que se tenían antes, o al menos no en todo momento. Ni debe hacer que se disfrute menos de la familia o las salidas con los amigos.
Hay aspectos de la vida cotidiana que ni una enfermedad como el cáncer pueden enturbiar si existe el ánimo de que no lo hagan. Tal vez no se pueda salir a correr como antes, pero se puede disfrutar casi tanto con un buen paseo. Y es solo un ejemplo.
3. Vacaciones, sí
Es importante tener presente que el cáncer tampoco es obstáculo para disfrutar de esos periodos de descanso y diversión que son las vacaciones. Es más, salvo contraindicación médica, se deben disfrutar porque tanto física como anímicamente representan un enorme beneficio.
Simplemente, si el médico lo autoriza, habrá que elegir un momento adecuado para no interferir en los tratamientos, llevar informes médicos y fármacos imprescindibles y localizar centros médicos de la zona a la que se va a viajar para posibles incidencias.
4. Recuperar buenos hábitos
Proponerse pequeños objetivos puede ser un aliciente de enorme valor para sobrellevar el cáncer. En muchos casos será por obligación médica, pero, aunque no sea así, llevar una vida más sana ayudará a sentirse mejor. Es el momento perfecto para plantearse mejorar los hábitos de alimentación, hacer un poco de deporte y descansar lo suficiente.
5. Y después del cáncer, ¿qué?
Las tasas de supervivencia al cáncer son muy elevadas. Una vez que se ha superado la enfermedad, el objetivo debe ser recuperar la normalidad total cuanto antes: volver al trabajo, mantenerse activo, practicar de nuevo esos deportes que se había dejado de lado, etc.
Por supuesto, será imprescindible mantener las revisiones y un control médico exhaustivo, pero no debe hacerse del cáncer el centro de la vida. Se ha superado y las posibilidades de recaída existen, cierto, pero eso no significa que vaya a ocurrir. Una actitud optimista es esencial.
Y también es importante adaptarse a esos cambios físicos sobrevenidos por el cáncer. El hecho, por ejemplo, de tener que llevar una bolsa después de una ostomía no significa que no se puedan realizar actividades cotidianas o practicar deporte. Simplemente, habrá que acostumbrarse.
Es importante no dejar que el cáncer ocupe todos los momentos del día a día, ni durante ni después de la enfermedad. A pesar de las limitaciones, en muchos casos, es posible llevar una vida relativamente normal. Cada minuto es un regalo, y como tal hay que tomarlo y disfrutarlo.