21 Jul

La importancia de acudir a un psicólogo en la lucha contra el cáncer

El diagnóstico de un cáncer es un duro golpe para la persona que lo sufre. Provoca un enorme impacto emocional que puede repercutir de una manera decisiva tanto en su calidad de vida como en la forma de afrontar la enfermedad. La ayuda de psicólogos especializados se convierte entonces en un arma fundamental para enfrentarse a una circunstancia vital excepcionalmente dura.

El cáncer provoca un enorme estrés en quien lo sufre. Aparecen la incertidumbre, el miedo, la angustia y, en muchos casos, la depresión. Son circunstancias que alteran aún más la vida del paciente, pero también de todo su entorno familiar. Por eso, los psicólogos especializados en pacientes oncológicos trabajan a nivel global, también con sus allegados.

El impacto psicológico del cáncer

Según el Informe sobre la eficacia y utilidad clínica de la atención psicológica especializada (2019) de la Asociación Española contra el Cáncer, esta enfermedad provoca un malestar emocional clínico hasta en la mitad de los pacientes. En un 30% de ellos, además, se manifiestan trastornos psicopatológicos que requieren de la atención de psicólogos especializados.

En el caso de los familiares, son los más cercanos, especialmente cónyuges e hijos, los que acusan más fuertemente el impacto del diagnóstico de un cáncer. Según ese mismo estudio, hasta un 38% de los atendidos por psicólogos eran allegados.

El psicólogo en las distintas fases del cáncer

Las cifras señalan la importancia de recibir el apoyo de psicólogos especializados desde el mismo momento del diagnóstico. Es entonces cuando el paciente sufre la mayor conmoción. El psicooncólogo ayuda en ese momento a mitigar ese terrible impacto enseñando estrategias para primero asimilar y luego afrontar la enfermedad, así como para controlar el miedo y el estrés que genera.

Cuando el paciente de cáncer inicia los tratamientos, a veces agresivos, lo que necesita es aprender a gestionar el dolor, a sobrellevar los efectos secundarios y a manejar esos tiempos de espera entre pruebas que generan tanta angustia. El papel de los psicólogos se centra en mostrar a los enfermos técnicas para controlar la ansiedad y reducir con ello el impacto que el paso por el hospital genera.

En esa fase es también importante ofrecer apoyo para normalizar la vida del paciente oncológico en la medida de lo posible. Evidentemente, habrá muchos cambios, pero es importante adaptarse a ellos, siempre con el apoyo del entorno más cercano, que también se ve obligado a afrontar una situación tan inesperada como estresante. En este caso, el esfuerzo de los psicólogos se centra en mejorar la comunicación en el seno de la familia.

¿Y una vez superado el cáncer? Entonces es necesario afrontar la vuelta a la normalidad. Pero no siempre es fácil. Lo normal es que aparezca el miedo a las recaídas, la angustia de someterse a revisiones médicas y la necesidad de superar traumas que ha dejado la enfermedad. El trabajo de los psicólogos, por tanto, no acaba cuando el paciente oncológico ha superado un cáncer, sino que puede ir mucho más allá.

Cada paciente es distinto

Los psicólogos siempre van a personalizar sus terapias y tratamientos. Cada paciente es diferente, entiende la enfermedad y la afronta de una manera distinta. También el entorno familiar varía enormemente. Y todo ello, sin olvidar a la propia enfermedad, ya que el cáncer puede evolucionar de una forma dispar en cada persona.

Afrontar la enfermedad desde una mentalidad optimista y esperanzadora es otra forma de luchar contra ella. Pero no todas las personas conocen esas herramientas que necesitan para vencer al cáncer desde un punto de vista emocional. Es ahí donde el papel de los psicólogos es fundamental.